lunes, 18 de agosto de 2014

EL SNTE QUE TENEMOS

Hermosillo, Sonora a 18 de agosto del 2014.

Por: Prof. Gerardo Castro Ruiz.
Secretario de Proyecciones Salariales.
Del Comité Ejecutivo de la Secc. 28 del SNTE.

Analizar el estado de cosas desde una postura autocrítica arroja conclusiones que le duelen a cualquiera y molesta a muchos otros, sin embargo, es necesario desprendernos de prejuicios para obtener el pulso de la realidad que se vive.

Desde esa perspectiva, seguramente en este análisis encontraremos puntos que nos causen dolor, tristeza o coraje, porque nadie que tenga la más alta identidad institucional, quisiera ver, leer o escuchar la crisis por la que nuestro gremio atraviesa.

Los discursos gremiales y/o públicos en voz de los dirigentes son justificados aún cuando no correspondan a la realidad que se vive interna y externamente. El SNTE debe ser descrito públicamente desde sus fortalezas, como un SNTE unido y democrático. Estos posicionamientos públicos son entendibles, porque por un lado es estratégico hablar de un SNTE vigoroso en esos espacios y por otro lado, se vería muy mal a un dirigente hablando públicamente de las debilidades del gremio que conduce.

Sin embargo, igual de estratégico y saludable es tener el pulso de la situación que prevalece en el SNTE, por lo que se deben de generar los espacios horizontales para revisarnos responsablemente al interior, en casa,  en familia, porque las decisiones cupulares no siempre marcarán el rumbo correcto, y eso, de ninguna manera es lo más saludable.

Si tomamos decisiones a partir de un diagnóstico equivocado, nuestras decisiones estarán igualmente equivocadas y la dimensión del problema se multiplicará.

Por ello, no sería correcto ver a un  SNTE solo desde sus debilidades, pero tampoco es correcto no reconocerlas y hablar solo de fortalezas. Ambos puntos de vista tendrían un diagnóstico falso.

Para saber realmente en qué condiciones se encuentra el SNTE que tenemos, es necesario hacer un análisis muy objetivo, integral, desde sus fortalezas, pasando por sus debilidades y visualizando sus retos y sus amenazas.

Contrario a lo que algunos piensan y a pesar de que el debilitamiento parece no tener fin, el SNTE aún cuenta con fortalezas importantes de las cuales se puede partir para su reconstrucción.

Fortalezas que le dan un impresionante peso específico y político que debieran ser capitalizadas en el mejoramiento de las condiciones de los Trabajadores y la defensa de nuestra materia de trabajo.

Entre las fortalezas destacan su carácter Nacional, sus Órganos de Gobierno, su estructura, sus recursos económicos, su Patrimonio sindical, sus recursos humanos, su diversidad ideológica, nuestra historia gremial, la vinculación social y política, y el nivel educativo. 

Pero desafortunadamente esas fortalezas han sido utilizados en fines ajenos a los intereses de los Trabajadores, como las Alianzas con los partidos políticos y los gobiernos en turno a cambio de cargos en la función pública y de representación popular, lo cual, opuesto a lo que se ha dicho y se sigue diciendo, no ha repercutido en beneficios para el colectivo, sino en beneficios personales, familiares y elitistas.

Por otro lado, la diversidad ideológica, nuestra historia gremial, la vinculación social y política y el nivel educativo  darían mayor riqueza al SNTE, pero desafortunadamente se han desaprovechado.

A pesar de todo y aunque sean pocas, las fortalezas se deben valorar, porque ese disminuido tesoro es la base para nuestra transformación.

Es más saludable partir del SNTE que tenemos, partir de las pocas fortalezas que nos quedan que empezar de nada. Porque a pesar de la resistencia de ir a una Revolución profunda de nuestro gremio, mientras el SNTE exista, vive la esperanza de construir un SNTE mejor.

Lamentablemente, por cantidad, así como por sus implacables efectos, en la balanza pesan más las debilidades que las fortalezas. Sus repercusiones han sido tan nocivos al grado que algunas fortalezas del ayer, hoy son debilidades.

Entre las debilidades destacan los liderazgos morales, la vulnerabilidad de la autonomía sindical, falta de credibilidad en los dirigentes, los procesos de elección de dirigentes, el Roll de los dirigentes, la crisis de liderazgo, la falta de consensos, la exclusión, la simulación, la cultura del silencio, el falso concepto de la institucionalidad, la intolerancia, falta de transparencia, no existe un sistema de comunicación eficaz, el retroceso en algunas conquistas y el estado de ánimo en los Trabajadores por las repercusiones de la Reforma  a la Ley del ISSSTE, así como las de la Reforma Educativa.

El SNTE está marcado por etapas de liderazgos morales que en sus inicios significaron nuevas esperanzas y que ciertamente algunas conquistas fueron su sello, pero también es cierto que durante su permanencia se crearon muchos vicios, excesos y vacíos que les fueron restando credibilidad y esto se ha venido agudizando día a día.

La credibilidad está tan agotada que la mayoría de los Trabajadores ve con recelo  todo lo que hoy venga de la dirigencia. Hay tanta desconfianza y agravio, que sospechan que lo que emane de la dirigencia se trata de un nuevo engaño y es para afectarlos.

Los procesos de elección de dirigentes de los órganos de gobierno seccional y nacional perdieron toda credibilidad y legitimidad.

Los trabajadores se sienten abandonados por sus dirigentes y los ven más del lado del patrón.

Hay una crisis de liderazgo, la filosofía sindical de los dirigentes nunca se conoce antes de ser electos, por esa razón llegan sin el aprecio y sin el respaldo del colectivo.

La autonomía que constitucionalmente debe respetarse en los Sindicatos ha sido mancillada en varias ocasiones, porque sin la opinión y la participación de los Trabajadores, la mano del Gobierno ha quitado y puesto a los dirigentes que han encabezado las diversas etapas en la Historia del SNTE.

El uso indebido de las millonarias cuotas sindicales al servicio personal y familiar de la única lideresa del SNTE, abuso de confianza que es indispensable que sea aclarado por su sucesor y que sigue siendo una deuda pendiente, recrudeció la falta de transparencia en el manejo de los recursos del SNTE.

Los principios democráticos como la inclusión, tolerancia y la pluralidad solo le dan cuerpo a los discursos pero en la práctica no se ejercen.

Se ha practicado con mucha dureza el falso concepto de la Institucionalidad, el cual se ha entendido como sumisión y silencio.

Entre los retos y las amenazas destacan: Blindar las fortalezas, convertir las debilidades en fortalezas, mantener su carácter nacional, recuperar su carácter unitario, hacer valer la autonomía sindical, su reconstrucción, la construcción de una nueva cultura sindical, una nueva escuela sindical, la construcción de liderazgos (cuadros sindicales), lograr la UNIDAD gremial, democratizar los procesos de elección de dirigentes, recuperar la credibilidad, un sistema eficaz de transparencia, los consensos en la toma de decisiones, ejercer la tolerancia, la inclusión y la pluralidad; devolver la paz social y laboral, reivindicar la lucha magisterial, una nueva relación con el gobierno, la revaloración social y política del maestro, la defensa de la escuela pública de calidad. 

Ese es el SNTE que tenemos, con más debilidades que fortalezas, en un estado de continuo debilitamiento y con grandes retos y amenas por enfrentar. 

Desde mi muy particular postura institucional. Un fuerte abrazo a todos. #yosoylarevoluciondelSNTE.

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